Nos tenían en dormitorios de unos 6 u 8 metros. Éramos entre 40 y 50 trabajadores apiñados en la misma habitación. (…) Para los 985 empleados de la fábrica sólo había 10 lavabos, y al menos 3 de estos estaban siempre fuera de servicio. (…) La comida era tan mala que no la podíamos ni ingerir.(…)Si alguien intenta formar un sindicato, se le despide. Nunca hemos intentado organizarnos en un sindicato por miedo de quedarnos sin trabajo.
Así es cómo trabajan muchos de los empleados de las grandes marcas de ropa y así lo denuncian la gente de Clean Clothes Campaign y su hermana pequeña en español, Ropa Limpia.
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