
La grandeza de Vivian Maier fue
su enorme capacidad para captar lo cotidiano dotándolo de un aura de magia y
ternura. Maier retrataba con su cámara instantes robados de las ciudades que
visitaba, así como de las gentes que vivían en ellas. Se las ingeniaba para
dignificar a cada un de las personas que aparecían en sus encuadres, ya fuesen
ricas señoras de Nueva York o
mendigos de los barrios más pobres de Chicago.
Sus imágenes ofrecen un aura de vulnerabilidad, orgullo, fragilidad y nobleza.
Lo que más sorprende de su
trabajo es que, a pesar de no contar con ningún tipo de estudios de fotografía
previos, sus imágenes están dotadas de un instinto y una sofisticación poco
comunes. Maier retrataba la euforia de la vida, reflejada en fiestas y escenas
cotidianas, pero también plasmaba las desigualdades sociales y los momentos de
conflicto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario