Me imagino a un padre de familia haciendo esto para alimentar el recuerdo de un circo ya lejano, en el que recorrió buena parte del mundo, siendo un adolescente. Ahora cuando los grandes y tecnológicos circos no dejan paso a payasos no profesionales, es posible que nos encontremos con este tipo de espectáculo callejero, que consiste por desgracia, en no prestar atención a aquellos que sin timidez alguna intentan de poner una chispa de vida en un paisaje urbano.
Después de la foto me acerque a ofrecerle lo que pedía y el quitándose sus lentes me dedicó una sonrisa que jamás olvidaré, en ella noté el vinculo creado por unos instantes entre dos payasos desconocidos que a buen seguro no volverán a encontrarse.
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